AMBICION
SIN ARGUMENTOS
miércoles, 10 de abril de 2024
jueves, 10 de enero de 2013
PROLOGO
Todo tiene un porque siempre, o eso dicen.
En ocasiones todos flaqueamos cuando dañan o dañamos nuestra
armonía interna. Esa que hace que nuestras emociones no cojan ritmo, pues no
sabemos cómo canalizarlos. Es en ese momento cuando tropezamos y nos
cuestionamos, ¿quiénes somos? ¿De dónde venimos? , si realmente tenemos una
función en esta historia casi imaginaria a la que llamamos vida.
Yo como todo ser humano he cometido varias equivocaciones en
mi vida y quizás este en el punto en el que haga que todo se pare, para
visualizar mi alrededor. Para equilibrar chacras o darle un sentido lógico a mi
existencia.
Demasiado pasional y efusiva a mi parecer, vista desde
fuera. Pero quizás si no hubiera seguido los pasos que he dado hasta ahora,
nunca hubiera comprendido exactamente qué es lo que realmente quiero, aunque
todos sepamos lo que no queremos y nuestros miedos atraigan siempre situaciones
en las que tengamos que hacer frente a nuestras propias fobias.
Convertida por momentos en Don Quijote de la Mancha me
siento abrumada por tantos fantasmas imaginarios, por tantos molinos de viento
que deje atrás, sin querer ver la realidad tan insípida como abrumadora, tan
irreal como tajante, tan sencilla como dispersa.
También dicen que las cosas son según el color con el que se
miren. No creo que ninguna pupila tenga el mismo color, tamaño o poder de
visión.
Como Don Quijote, tengo a mi dama Dulcinea a la que protejo
en mi castillo encantado en el que guardo sus miedos y aplaco su ansiedad. Pero
solo es un tupido velo imaginario con el que intento resguardarla de sus
propios fantasmas haciéndolos míos. Mientras la escucho llorar y la siento
agonizar por su misterioso príncipe inalcanzable.
Qué paradoja la mía. Ganando batallas contra esos inmensos
molinos que ni me rozan físicamente, pero a cada paso me destrozo por dentro
cuando vuelvo a casa y la siento tan fría, tan distante, tan embriagada por sus
constantes variables.
Quizás sea hora de dejar mi armadura limpia y reparada en la
última esquina de ese armario, aparcar a Rocinante y darle tregua mi fiel
Sancho. Para encontrar mi paz.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)